jueves, 7 de abril de 2011

Retorno

1. Luego de vencer todas las resistencias, Taylor y Nova se adentran a caballo hacia la zona prohibida. La pelicula promete una especie de happy end edénico. El primer hombre (que puede hablar) y la mujer nueva vuelven al paraiso tras desmantelar la santidad de la civilización simia. Dejan atrás una pequeña veta liberal para los progresistas Cornelio y Zira así como la afirmación resentida del Dr. Zaius de que la pareja encontrará pronto su destino. Aquí, esta figura sacerdotal no es la del vidente que se ve forzado a compartir un saber insoportable sino apenas la del escolástico que prefiere afirmar la maldad de la naturaleza a admitir los límites de su dogma.


Sin embargo...






2. De espaldas a la playa de la historia (acaso unos pasos delante de la catarata que cortaba el camino al Angelus Novus de Benjamin) nuestro protagonista descubre los escombros de su propia civilización. Peor que encontrar que uno ha olvidado (o no ha reconocido) la trasgresion que trajo la peste a casa es descubrir que ese olvido esta en todos los que lo anteceden a uno como historia. He vuelto, dice Taylor. Estuve en casa (home) todo el tiempo. Los restos de la estatua de la LIBERTAD -desde las espinas de la corona hasta el plano final que la descubre incompleta- entran en contrapunto con las maldiciones del otrora hombre libre, ahora arrodillado maldiciendo a sus antepasados muertos. La posición del sacerdote que sabe demasiado esta vez llega no en la forma de un "recuerdo" incomodo o de algun trance. Es más bien el retorno a un lugar, a una posición. La maldición se emite tarde, cuando ya no puede hacerse nada.


3. Si este retorno es comprendido sólo en terminos de "repetición" psicológica o de mancha "cultural" corremos el riesgo de invocar alguna fatalidad "natural", incluso cuando nuestro punto de partida era el de hombres libres, poseedores de todas las posibilidades. Pero la libertad no es sólo el desapego. El infinito de las acciones y decisiones humanas requiere mortalidad, no la posición del observador-angel que sólo ve diseños en la catastrofe. Para encargarse del mundo, el mundo debe poseer no sólo causas sino también consecuencias. De lo contrario, la mirada al pasado nos convierte en estatuas de sal.


4. Como la poesía, la política es más filosófica que la historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso. Gracias Jean-Pierre.

Janine