lunes, 3 de octubre de 2011

Lo que no dice la declaración

My Funny Valentine - 0
1. 1300 versiones y 600 interpretaciones después, My Funny Valentine no es sólo otro artefacto del repertorio que nuestros lugares comunes identifican como "romántico". También es una performance de declaración amorosa cuya persistencia llama la atención en nuestra era descreida, liberada y postideológica.


2. Pero la pregunta que debe hacerse es por las coordenadas que permiten tal recurrencia: por qué ciertas voces y ciertas vistas, dicen y miran por nosotros, Podemos recorrer el espectro de explicaciones que van desde la sospecha de que estamos ante un dispositivo ideológico de una industria que ha colonizado nuestros afectos hasta la tesis de que estamos ante un contenido elegido democráticamente - de hecho un subgenero - dentro de la tradición artificial que los charts han creado.


3. Las cosas se complican cuando el contenido de esta "declaración romántica" no parece encajar con la claridad comercial que la ocasión "romantica" demanda. Un examen atento a la letra de la canción indica que algo no esta del todo bien en esa escena que se presenta como declaratoria.


4. Otro cantar resulta si nuestro punto de vista echa mano de la "sabiduría" que presenta la elección del ser amado como problemática per se (incluso más un mandato antes que una decisión). Un breve recorrido por las variantes de esta canción podría dar cuenta del modo en que esta verdad "dificil" ha de ser conjurada, afirmada, celebrada pero también editada y colonizada incluso si se vende como declaración de incondicionalidad.